Por María Celeste Vargas Martínez y Daniel Lara Sánchez
“Sabel”
pasó del papel y las viñetas estáticas al papel con movimiento y a finales de los noventa
se comenzó a hacer el demo en Promexa, empresa de Fernando Ruiz que fue
contratada para tales fines. Sin embargo, por diversos problemas, Fernández
tuvo que crear su propio estudio, finalizar el demo en él y comenzar la realización de su primera
cinta animada. Con un grupo reducido, de
cuatro a diez animadores, “Sabel” empezó a tomar forma. Y con una animación completa y un costo de 10
millones de pesos, los vampiros y hombres lobo crearon su mundo en la
imaginación de los animadores. “Es
animación 2d, yo nunca he animado en Flash, tiene maquetas, yo siempre me he
metido en lo de las maquetas, que luego no embonan, pero para mí era explorar cosas
diferentes, explorar técnicas, y echarla a perder a lo mejor, pero así aprendes
diferentes texturas”, afirma Benito Fernández. Aunque en este caso, las maquetas empleadas
están acordes con el look final de la
cinta.
Para 2007,
después de 10 años de trabajar
en ella, quedó concluida “Sabel”, una historia oscura, llena de
escenarios enigmáticos y seres
sorprendentes. Quizá ahora el tema de vampiros y hombres lobo puede resultar
algo trillado, pero hace quince años, cuando se comenzó a animar la cinta, aún
no se ponía de moda la lucha entre esos seres fantásticos que han atemorizado a
los hombres a largo de la historia. Benito Fernández, director y creador de “Sabel”,
pretendía llevar a la pantalla grande esa nueva forma de hacer animación en
México; sin embargo, se encontró en esos años (y aún en estos) con la aferrada concepción de que la animación es
sólo para niños y “Sabel”, con su historia, sus escenarios, las luchas feroces
y el diseño oscuro de personajes, de ninguna manera lo era. Por lo tanto, la película
se quedó enlatada y así seguirá hasta que alguien en nuestro país se dé cuenta
que hacer animación no significa hacer cine para niños. Aunque
es bueno pensar que esas mentes mexicanas que han hecho que “Sabel” siga en
espera de ser vista, no se encontraban en
la animación internacional hace unas décadas, porque de ser así jamás se
hubiese estrenado “Animal Farm” y mucho menos “Fritz, el gato”, dos ejemplos
notables que gritan con voz fuerte y potente que la animación dejó de ser,
desde hace mucho tiempo, entretenimiento de la chamacada.
Así, “Sabel”
la que pudiera ser la mejor película animada producida en este México
moderno, seguirá enñatada bajo el escritorio de su creador, hasta que la luz ilumine a
esas mentes más oscuras que la película misma. Y las voces de Gerardo Reyero (excelente en su papel de Héctor de Soto), René García (como Sabel) y Carlos Cámara (Mikail Tazzer), así
como la música de Rodrigo Muciño y Juan
Manuel Algarica, parece que no serán escuchadas.
“Sabel”,
con una animación fluida y con sus mujeres de ropas ajustadas y largas piernas, quedó a un lado en Ithrax, se
transformó en una cinta de autor y sólo
dio paso a la realización del siguiente largometraje con técnica estereoscópica: “Brijes”, dirigida por Benito Fernández,
producida por Charbel y Alfredo Harp, bajo el sello del estudio y Santo Domingo
Animation.
“Brijes”, con su historia fantástica de luchas
y pocos puntos destacables, con sus carencias en el relato y en la animación, logró llevar a la pantalla
grande, sólo en el primer fin de semana a 3,396,871 espectadores (más del doble que “Nikté”) y recaudar casi 3
millones de dólares.
En la
animación mexicana, es una costumbre que los estudios no presenten evolución o
avances en sus largometrajes subsecuentes.
Los errores en las producciones siguen siendo los mismos y por lo tanto
la evolución no existe. Así que el estudio Ithrax en ese momento no fue la
excepción, pues al llevar a la pantalla
grande a “Brijes” mostró una involución
(aun cuando la película era la primera en México en usar la técnica
estereoscópica). ¿Por qué decimos esto?
Simplemente porque “Brijes” no posee la
calidad de “Sabel”: la animación no se
compara a esta última y el guión es sin duda el principal punto flojo de la realización. De tal manera que las aventuras de Freddy, Atzi y Kimo y sus intentos de
recuperar el Código Brije, poseen una
calidad menor a la primera cinta del estudio.
Sin embargo,
al parecer, ahora el estudio mexicano ha aprendido de los aciertos y errores del pasado,
pues después de las aventuras de los pokemones mexicanos, dos pequeños comienzan
a tomar forma y dan vida a una historia
fantástica: “Uma y Haggen”. Uma, la niña consentida de papá incapaz de
enfrentar las adversidades que se le presentarán al convertirse en reina de su
pueblo; Haggen, un pequeño vikingo de
rostro infantil y voz tierna (el último de los suyos en tierras lejanas),
pero con la fuerza y el valor necesario
para decir: “Déjamelos a mí, yo puedo con todos”.
“Uma y Haggen”
es una historia que a decir de su creador, nació hace ya mucho tiempo, incluso antes de “Brijes”, pero
que esperó para ser animada ya que había
que tratarla más: “Era una buena idea,
pero eso no basta, el gran problema del cine mexicano en general es
que alguien tiene una buena idea y la hace película…", afirma Fernández. Así
que para no caer en una idea sin sentido, decidió trabajar por algunos
años la historia y después de siete guiones
y de la revisión en EU e Inglaterra, quedó listo el guión final. Al respecto, Fernández argumenta: "Esos
cuates te cobran una buen lana para decirte: ‘Esto es una mierda.’ Y tú: ‘Oye yo te pagué, no me hables tan feo’,
porque en México todos nos hablamos suavecito… Es muy hipócrita el asunto, por atrás te mato,
pero a todo decimos que sí… No somos francos.” Así que después de ser revisada,
después que se establecieron errores, puntos flojos y de señalar que Uma no era
la protagonista, pues ese pequeño
vikingo también poseía un lado protagónico, se estableció que Haggen debería tener un
mejor papel. Por si fuera poco, si el guión permanecía como el final que se
presentó a revisión, le haría tener a la cinta un distribuidor
seguro fuera de México.
Y respecto a
las observaciones realizadas al guión, Benito asegura: “Y lo vi, al principio
no lo hubiera visto porque traía ese orgullo, ya saben de qué estoy hablando,
de: ‘Soy muy chingón y no necesito que nadie me diga nada.’ Ya que tragas eso y
aprendes a aprender y a oír, aceptas lo demás.”
Después de
terminar el guión final, el estudio enfrentó la complicada decisión
de incluir algo de buen humor sin caer en vulgaridades o chistes grotescos y de mal gusto: “No hay un
solo albur, no hay un solo doble sentido, nada de eso y estamos muy contentos
con ello”, afirma el director de la cinta.
La cinta
de “Uma y Haggen”, comenzó a animarse. Con un costo de 26 millones de pesos, con sólo cuatro personas que
forman el estudio (Gabriel Claudón,
Director de Producción; Martín Claudón, Director Asistente; Eduardo Cabrera,
Director de Animación; y Gustavo Rubio, Director de Diseño) y sin nada de ayuda
hasta el momento, Ithrax tiene ya el storyboard completo, la prueba de línea
terminada (con voces, sonido y música) y
unos segundos de animación
finalizada. La historia de ciencia ficción se desarrolla en un mundo
futurista, donde una cultura con algunos
rasgos mayas, jamás tocada por la conquista española, ha evolucionado de tal manera que posee pirámides
de cien pisos de altura, usan combustibles fósiles y en donde la tecnología comienza a
vislumbrarse. En esa cultura, Uma, la hija del rey, tendrá que enfrentar una
serie de adversidades después de la muerte de su padre y para ello está Haggen, un pequeño vikingo llegado de tierras
desconocidas, a quien se le ha encomendado la difícil labor de buscar semillas
aptas para sembrarse en sus estériles tierras. Por si fuera poco, la historia también tiene
tintes ambientalistas, pues en ese estado de conflicto que ocasiona en ambos
niños los nuevos retos, encuentran un mundo subterráneo, dotado de seres
fantásticos, el cual deben salvar de la contaminación del mundo exterior.
“Uma y Haggen”, desde nuestro particular punto de
vista, presenta una historia interesante, llena de seres místicos, sorprendentes
y fantásticos. Donde hay una mezcla de diversos referentes culturales para crear un diseño de personajes
atractivo, una historia coherente y sobre todo una animación completa y de calidad. Por cierto, es de destacar la música:
profunda, comunicativa y con fuerza, así como las voces que darán vida en español
a los personajes (la cinta está pensada,
al igual que “Sabel”, hacerse en inglés).
Con
esta nueva película, Ithrax muestra una notable evolución
y deja en claro la capacidad que tiene
para hacer animación 2d de calidad, así como el correcto anclaje entre
una buena historia bien contada y una animación completa.
Nosotros
nos quedamos con ese buen sabor de boca que nos dejó ver los avances de “Uma y
Haggen” y con la voz dulce del pequeño
vikingo, su figura fiera y su porte altanero, que conquista el corazón de Uma:
“¿En verdad estás solo?”, pregunta la niña al pequeño.
“¡Así me han dejado los dioses!”, afirma él decidido y con un dejo de nostalgia.
“¿En verdad estás solo?”, pregunta la niña al pequeño.
“¡Así me han dejado los dioses!”, afirma él decidido y con un dejo de nostalgia.
Por
último, esperamos que la nueva producción de Benito Fernández tenga el apoyo
necesario para salir adelante, que el proyecto llegue a un buen fin, pues el
dinero siempre es un impedimento en la animación mexicana para aquellos que no
tienen amigos, y que la buena calidad que se puede ver en lo mucho que Ithrax
ha avanzado con “Uma y Haggen” se
mantenga hasta el final y no se trastoque por intereses ajenos.
Hasta la próxima y… ¡Anímense a opinar!