viernes, 19 de agosto de 2016

La canción del mar o el folklore irlandés hecho animación



Por María Celeste Vargas Martínez

Song Of The Sea (2014)  es una coproducción  de Irlanda, Luxemburgo, Bélgica, Francia y Dinamarca, basada  en el mítico relato de la selkie (la mujer-foca). Dirigida por  Tomm Moore, responsable de The Secret of Kells y  Puffin Rock.  La cinta es una muestra de la buena animación que se produce en Europa.  Saoirse, una pequeña de seis años, quien todavía no ha aprendido a hablar,  vive en  la isla del faro acompañada por su hermano Ben, su perro Cu y su padre. La relación de los hermanos no es fácil, pues Ben culpa a la niña de la muerte de su madre, Bronach, quien desapareció al nacer la pequeña. Pero cuando Saoirse encuentra un  antiguo abrigo de su madre y con él se convierte en foca, provoca que su abuela se lleve a los niños a la ciudad… lejos del mar. Ahí los pequeños descubrirán el mundo fantástico de los Deenashee, seres mágicos en espera de la selkie quien con su canción devolverá a la vida a sus amigos, convertidos en piedras.  Macha, la bruja lechuza y sus ayudantes perseguirán a la selkie para evitar regresar su  mundo paralelo al de los humanos.
                La música es creación del francés Bruno Coulais (Los Coristas, Coraline y la puerta secreta y The Secret of Kells) y por lo tanto es calidad garantizada. Las melodías envolventes de Coulais acompañan las acciones narradas en la película, despertando los sentidos del espectador y fusionándolo con las escenas. De la melancolía pasamos a la euforia, la empatía e incluso la comicidad.  Aunado a ello, la animación de escenarios planos, sin dimensión, personajes de rasgos redondeados y la viveza  en el uso del color.
                 Es interesante cómo en Europa, Asía y África   las producciones animadas siguen recurriendo a la tradición  oral de los pueblos, logrando excelentes resultados de alcances internacionales.  Son muchos los estudios que aún apelan a rescatar sus raíces culturales  para mantenerlas vivas.  Esto demuestra que la tradición oral, a pesar de lo que muchos crean, no está peleada con el lenguaje audiovisual moderno.  Cintas como la mencionada, logran llegar a otros países  y competir por premios importantes a nivel internacional. Los estudios están  creando un mercado y proyección  mundial con sus películas, sin dejar de lado la riqueza cultural de  sus pueblos. Pero en México la supuesta industria animada sigue estancada en relatos y personajes ya probados, en temas grotescos e intrascendentes y en  historias  cíclicas: ¿Será por ello que aún sigue sin ser una industria de verdad? Pero esto lo analizaremos a fondo en otro artículo. Por el momento no dejen de ver La canción del mar  y… ¡Anímense a opinar!


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