El impresionante y acogedor foro del Centro Académico Cultural, UNAM, Campus Juriquilla, dio la bienvenida a un nutrido grupo deseoso de escuchar la conferencia “El relato… ¡Sí cuenta!”, impartida por los autores de este blog. Daniel comenzó pidiendo al público hacer uso de su imaginación para recrear una sala de cine donde una familia, ambos padres y dos hijos, se disponían a disfrutar de una película animada “ o como se decía hace mucho tiempo en México, `de muñequitos´. Los cuatro miembros del clan familiar están convenientemente armados con sus palomitas, refrescos y demás chuchulucos. Por fin, después de 20 minutos de anuncios y avances de otras películas, la cinta comienza. Los espectadores están atentos, una palomita se queda a medio camino. El inicio promete... Prometía. A los pocos minutos, el aburrimiento y el tedio se van apoderando de la mayoría de los espectadores. El papá de nuestra familia se ha quedado profundamente dormido. La mamá ya no sabe qué hacer para tener quietos a sus dos hijos que, ante la falta de interés en la película, han empezado una guerra de palomitas, para después platicar sobre sus aventuras en la escuela y terminar viendo cómo otros niños ya se han levantado de las butacas y de plano se pusieron a correr por los pasillos de esa sala semi vacía. Al salir del cine, el papá comenta a su esposa, mientras los hijos siguen jugando entre ellos: ´¡Ya ves por qué no me gusta el cine mexicano!´. Los niños ya quieren llegar a casa a ver la tele y, al otro día, difícilmente recordarán alguna escena de la película o los nombres de los personajes. En la sala contigua del mismo complejo cinematográfico también se proyecta una película animada o, como decimos erróneamente en México, ´de caricaturas´. Pero ahí, además de que casi ya no hay asientos vacíos, la mayoría de los espectadores siguen con atención la historia contada en la pantalla. Las cajas de palomitas y los vasos de refresco se quedan a la mitad. No hay chamacos jugando en los pasillos y, por momentos, las carcajadas, las expresiones de lástima o tristeza y otras exclamaciones se escuchan al unísono. Niños y adultos por igual comparten las emociones que la cinta proyectada les ofrece. Ni siquiera los celulares suenan. Al terminar la función, casi todas las familias salen a gusto y varios pequeños ruegan a sus papás que los lleven al restaurante de hamburguesas ya que en el menú infantil están regalando a los personajes de la película que acaban de ver, y cuyos nombres ya no olvidarán. A los pocos meses, casi todas estas familias volverán a ver la misma cinta, pero ahora en la comodidad de sus casas, después de comprarla en DVD”. Todos imaginan ambas escenas. Varios asientan.
Se plantean algunas interrogantes del porqué las cintas animadas hechas en México no tienen el éxito deseado. Inmediatamente el público responde a ellas y comenzamos a hablar de la importancia del relato en una producción animado. El relato, esa historia que se narra, conformado en la animación por un lenguaje visual y un lenguaje sonoro, cuya correcta conjunción hará que el público nacional disfrute la cinta que ve, logre identificación con ella y la viva durante el tiempo que pase sentado frente a una pantalla cinematográfica o de televisión en la comodidad de su hogar. La animación nacional, sobre todo los largometrajes producidos en los últimos años, carecen de un relato de calidad capaz ya no sólo de competir con producciones extranjeras, sino sólo de demostrar a otros países las capacidades de la animación nacional. “Y, aclaramos, no estamos en contra de apoyar el cine nacional, pero tampoco nos colgamos etiquetitas que defendemos a capa y espada. Apoyamos a la animación, apoyamos al cine animado de calidad, pero el primer paso para avanzar es precisamente reconocer en qué se está fallando, y en el caso de la animación mexicana la falla está en la falta de relatos sólidos que sean capaces de permanecer en la mente del espectador”, afirma Celeste.
La conferencia continúa y se habla de lo importante que es saber contar un relato y de hacerse de las personas adecuadas que sepan narrar historias. Así como de la falta de profesionales, guionistas, “dedicados y formados para estructurar y conformar historias animadas”. Lamentablemente no hay una formación académica profesional en aquellos que se han dedicado a hacer historias animadas porque no se ve al relato y mucho menos al guionismo, “como una extensión más de la literatura.” Ofrecemos algunos ejemplos, producciones estadounidenses y japonesas, con los cuales muchos de nosotros crecimos y que nos hacían llorar, reír y disfrutar cada momento que pasábamos frente el aparato de televisor. Algo que lleva a explicar los elementos indispensables que cualquier relato debe tener: planteamiento, desarrollo-climax y desenlace. Se habla de la importancia de cada uno de ellos, de los tiempos manejados en la animación, que dependen del relato mismo, para volver a hacer mención de la falta de guionistas capaces de crear relatos de calidad: “En México, nuestros actuales guionistas en animación, y lo decimos con todo respecto, son gente que sólo ha escrito para producciones de sus mismos estudios; otros que, de ser caricaturistas o ´moneros´ pasaron a guionistas; otros que sólo porque son buenos en albures piensan que pueden escribir una buena historia y otros más que son debutantes en el ramo y que, o copian (mal) estructuras de relatos externos o solamente unen varios gags o chistes mal contados a lo largo de una historia. Esta gente es la que está produciendo los relatos de diversos largometrajes en nuestro país, esos relatos son los que están llegando a otras latitudes. Aunque hay gente que no sólo tiene talento en la técnica, sino que también sabe contar historias, pero ellos se desenvuelven en la producción de cortometrajes… son pocos pero los hay. Quizá es ahí donde se salva un poco la animación nacional en la producción de cortometrajes con atractivos relatos. Pero seamos sinceros, con producir cortometrajes al por mayor, no se logrará hacer una industria”, afirma Celeste.
“Y en estos tiempos, en los que pareciera estarse gestando un nuevo boom en la animación mexicana (este festival es una prueba de ello), es un buen momento para empezar a trabajar en este aspecto tan descuidado en nuestra incipiente industria. Reflexionar sobre el asunto es ya un buen comienzo. Ahora, falta la disposición de todos los involucrados de una u otra forma en el mundo de la animación mexicana, para lograrlo”, continúa Daniel. Y se recalca la importancia de contar con instituciones serias, dejando de lado las universidades públicas, que no sólo surjan para enseñar a los jóvenes a mover objetos, personajes… etc., sino que también tengan la capacidad y la gente apropiada para enseñar a los estudiantes a contar historias y construir relatos de calidad y fuertes para competir con un mercado internacional.
Al finalizar la conferencia, el público pudo apreciar tres producciones animadas como muestra de relatos sólidos, lenguaje visual de calidad y lenguaje sonoro eficiente. Éstos fueron: “Rojo”, “Fly” y “Pedrito, el valiente”, animaciones realizadas por los hermanos Cárdenas. El silencio se hizo al contemplar las crudas imágenes de “Rojo” y las risas se abrieron paso con los interminables inventos de Memo y la desilusión de Pedrito.
Un grato momento quedó en aquellos que esa mañana del sábado 15 de noviembre asistieron dispuestos a escuchar el porqué de la importancia del relato en una producción animada.
Estoy d acuerdo q no hay relatos fuertes en la animación mexicana, los ultimos largos han sido medio chafitas. Esperemos q los q vienen sean mejor, pero hay buenas historias en algunos cortos.
ResponderEliminarEstoy d acuerdo q no hay relatos fuertes en la animación mexicana, los ultimos largos han sido medio chafitas. Esperemos q los q vienen sean mejor, pero hay buenas historias en algunos cortos.
ResponderEliminarLGM:
ResponderEliminarJusto lo que intentamos mostrar en la conferencia es eso: la falta de relatos bien construidos en la animación nacional. Especialmente los últimos largometrajes han adolecido de eso: una buena historia (aunque algunos se enojen y lo nieguen).
Saludos,
Los Anima-Dos