Por María Celeste Vargas Martínez y Daniel Lara Sánchez (Los Anima-Dos)
En los 60 y 70 llegaron hasta nuestra pantalla las momias, hombres lobo, mujeres vampiro, extraterrestres y cualquier ente capaz de ser imaginado por la mente surrealista de guionistas cuyo fin era enaltecer a un héroe enmascarado que despertaba admiración… eso era el cine de luchadores.
En 2010 se retoma este género, pero ahora con personajes animados y con una concepción muy diferente del luchador-súper héroe. Después de ver “Triple AAA: Sin límite en el tiempo”, una producción de Anima Estudios con un costo de 20 millones de pesos y un tiempo de realización de 18 meses, seguimos añorando esas viejas películas donde el Santo derrotaba a cualquier ser maligno que se le pusiera enfrente.
En esta cinta se da vida a algunos de los luchadores que conforman la empresa del mismo nombre surgida en 1992 de una unión entre Antonio Peña y Televisa. Bajo la dirección de Alberto Chino Rodríguez y con un guión de David Hernández Miranda, la película presenta una historia narrada a partir del secuestro de Jonathan, hermano de la Parka, en manos del no tan malvado Dr. Transistor, quien desea terminar con los luchadores de la Triple AAA, para mostrar al público un tipo de lucha más “espectacular”. Por algún motivo que no queda muy claro, algunos de los luchadores viajan en el tiempo, se enfrentan a criaturas prehistóricas y guerreros de antaño, mientras otros tendrán que combatir con “los guerreros legendarios” (Atila, Genghis Khan… etcétera), traídos del pasado al presente.
La historia totalmente lineal muestra mucha inconsistencia, ya que al principio se trata de manejar un sub relato, que al final se convierte sólo en un elemento más de la narrativa, que funciona como distractor para el espectador. En la construcción de esta historia se presentan algunas escenas que al igual que en otras películas animadas nacionales, podrían suprimirse y no pasaría nada. Además, se dejan algunos cabos sueltos y se utilizan recursos que no tienen justificación narrativa.
Por si fuera poco, se mezclan en el relato chistes o gags demasiado obvios o muy forzados, que resultan en un humor poco original, con ideas ya usadas por Chespirito o la comedia radiofónica La Tremenda Corte. Algunos otros son absurdos y pueden no provocar risa en el espectador.
Los personajes están mal construidos: aunque el físico del antagonista hace que el espectador lo reconozca como el villano, su personalidad es floja, sin fuerza y no pasa de ser un malo soso que desde un principio se sabe será derrotado por los buenos; el protagonista y sus ayudantes, están concebidos como “héroes” ególatras, tontos, sin personalidad y que triunfan no por sus capacidades sino pareciera por mera suerte o casualidad. Todos ellos, nada memorables. Los únicos personajes parecidos a sus contrapartes reales son los comentaristas: sus diálogos son igual de vacíos que cuando narran una lucha real.
En cuanto a la técnica, al igual que otras producciones de Ánima, la animación es muy limitada, acartonada y aún no se logra integrar armónicamente el uso de imágenes en 2D y 3D. El diseño de escenarios presenta estilos diferentes y muy dispares entre sí. Además, la edición en algunas secuencias, es muy brusca sin lograr una correcta transición.
Las voces de varios de los personajes están bien trabajadas: correcta intención, entonación y dicción. Desafortunadamente, se presentan algunos silencios innecesarios que no comunican nada. Y lo más rescatable de la cinta es la música (creación de Leoncio Lara "Bon"), bien manejada en algunos momentos, sobre todo en la parte de los créditos. De hecho, ésta resulta muy buena para la calidad total de la película.
Todos los elementos señalados integran una historia simple, sin fuerza, que en realidad no comunica mucho al espectador y que no tiene nada que ver con el antiguo cine de luchadores y con la lucha libre de antaño. Una cinta que seguramente sólo ha sido vista por fanáticos de la Triple AAA.
Hay que recordar que hace años la televisión volvió a poner su lente en el pancracio nacional y cambió, para bien o para mal (nosotros pensamos que más para mal) la imagen y el concepto del luchador profesional que se tenía en México. Pues esos luchadores que eran verdaderos gladiadores se enfrentaban con la idea de trascender, de ejercitar un deporte y de representar una imagen positiva ante los aficionados a la lucha libre. El cine los absorbe y los convierte en héroes memorables, entrañables, seguidos por las masas, quienes se identifican con esos seres de carne y hueso.
Ahora que con esta película se habla de un rescate de cine de luchadores, pensamos que sólo se retomarán esos elementos de espectáculo prefabricado adaptados de la lucha gringa por algunos empresarios supuestamente visionarios que han terminado con la idea de ver a la lucha libre más como deporte que como un simple entretenimiento y a los luchadores como seres humanos con trayectoria, ética, profesionalismo, y para quienes una máscara o una identidad deportiva lo era todo.
Hasta la próxima y… ¡Anímense a opinar!
Saludos AM, aún no tengo la oportunidad de ver la cinta, pero 20 millones de pesos aseguran en su post???
ResponderEliminarUsarían mano de obra extranjera (no sería mala idea y el presupuesto lo permite)???
Hola Juan Fleites:
ResponderEliminarSe dice que la película costó entre 20 y 30 millones de pesos. También se maneja que el estudio Boulder Media (quien ha trabajado para Nickelodeon, Cartoon Network y Disney), maquiló parte de la cinta. En realidad esta información no la hemos podido comprobar, pero algunos medios la manejan.
Saludos,
Los Anima-Dos
Hola,
ResponderEliminarPues yo ya vi la pelicula y la verdad no me gustó mucho.No soy fan de la lucha libre, así que no sé cómo son los luchadores en realidad (¿se parecerán a los animados?), pero quería ver la animación.
Me chocaron los personajes manejados como tontitos y los chistes tan absurdos. Cada vez que veo algo así me preguntó: ¿por qué siempre quieren tratar a los niños, y a todos, como tontos? ¿Creen que los niños no tienen la inteligencia de pensar por sí mismos?
Me dio risa eso de que uno de los luchadores fuera visto como una especie de conciencia moral... ¡cómo que le faltó más peso!.
En animación, la verdad si han mejorado los de Anima, pero aun falta algo...
La música está muy buena. Y esos anuncios que metieron, imagino que para pagar la pelicula... ¡que horror!
Aparentemente nadie produciría una película de dibujos animados en México a menos que tenga la certeza de recuperar su inversión íntegra. Eso compromete la visión artística de directores y guionistas.
ResponderEliminarEl cine no tendría por qué ser puramente comercial pero los estudios de animación mexicanos está maniatados. Ya discúlpenlos pues.
¿Entonces debemos tragarnos todo lo que veamos aunque sea malo?
ResponderEliminar¿En México existe el cine comercial? (al menos en animación)
¿Como competirían las películas si apenas se animan un par al año?
La visión del artista siempre estará comprometida, pero existe cine animado, no comercial, de mucha calidad y bajo presupuesto en todo el mundo.