domingo, 2 de abril de 2017

Seguimos perdiendo a nuestros pioneros de la animación mexicana

Por Celeste Vargas y Daniel Lara

Lamentablemente hoy hemos recibido una mala noticia: hace algunos meses falleció uno más de los grandes que forjaron la historia de la animación mexicana. Un representante de aquella historia de la cual nadie se quiere acordar (todos siguen creyendo que la animación nacional surgió en el 2003). Un artista creativo, sensible, talentoso, cuyos diseños le dieron vida a incontables producciones y cuyas historias reflejaban una nobleza traducida en un humor limpio y sin necesidad de doble sentido. Nos referimos al querido don Sergio de la Torre Miraval, quien nos favoreció con su amistad y confianza durante muchos años. 
    Don Sergio estuvo en los estudios de animación más importantes del siglo pasado en México, tuvo la oportunidad de aprender la técnica de animar en Estados Unidos, al lado de grandes como Bill Meléndez. Un artista completo, humilde y olvidado como muchos otros pioneros de la animación mexicana.   
    Agradecemos los momentos que nos dedicó, la confianza para mostrarnos toda su obra artística y la oportunidad que nos dio de trabajar con él. Nosotros perdemos a un amigo y la animación mexicana a uno de sus grandes artistas.

1 comentario:

  1. Buenas noches, les comento que Sergio de la Torre Miraval (Don Checo, como muchos le decíamos) falleció a mediados (junio o julio) del año 2016. Su muerte por paro cardíaco fue inesperada, pues él era muy sano, cuidaba mucho su alimentación y tenía muy buena condición física para su edad, ya que todos los días caminaba bastante. Don Checo fue un amigo muy cercano de mi padre, José Luis Tamayo Barbosa, y trabajó numerosas veces en su estudio, Tamayo Animación, S.A. Lo conocí desde que yo era niño y siempre fue un hombre muy honesto, puntual y entregado con pasión a su trabajo. Si no recuerdo mal, Don Checo nació un 5 de abril de 1930, pues sé que era dos años mayor que mi papá y llegamos a festejarle algunos cumpleaños. En el año 1989 entré a trabajar a Kolitas como ilustrador, y Don Checo era el jefe del departamento del cómic de Kolitas. Al año y medio, yo fui ascendido a jefe de todo el departamento creativo de Kolitas y fue un placer trabajar con Don Checo, pues incluso hasta produjimos varios cortos animados para Kolitas; y coordinamos otros que se produjeron en Brasil, como el "Minuto para dormir de Kolitas", que aparecía todos los días en el canal 13 de Imevisión a las 9 de la noche. Fue una época muy bonita, donde hubo gran compañerismo entre todos los que ahí laborábamos, incluido Alfonso López Negrete, quien no solo fue nuestro patrón, sino un gran amigo hasta la fecha. Don Checo y mi padre se visitaban varias veces en sus respectivas casas. Juntos asistieron a los funerales de otros grandes animadores, como Pat Mathews (esposo de la hermana de mi madre), Eduardo Rodríguez Rodríguez (Don Lalo, quien fue de mi padrino de arras) y Arnulfo Rivera Palacios (El Gallo). Incluso, yo tuve la fortuna de ser gran amigo de Don Checo, y muchas veces fue a visitarme a mi casa, donde comíamos y platicábamos por horas. Don Checo, al igual que mi padre, eran amantes de la música clásica y se sabían prácticamente casi todos los nombres de las obras y sus autores de la mayoría de estas piezas musicales. Don Checo tenía varios proyectos de animación en mente, unos de culturas prehispánicas, los cuales había mostrado a varias instancias gubernamentales con la intención de que lo apoyaran con un patrocinio. Pero ninguna de estas autoridades se tomó el tiempo de analizar y entender la importancia y la calidad de sus proyectos, que para mi gusto eran muy buenos y mucho mejores que varios de los proyectos que se han financiado. Hace cuatro años que radico en Hermosillo, y Don Checo y yo seguíamos en contacto telefónico hasta que supe esa triste noticia. Disculpen si me extendí, pero aún siento nostalgia por su partida. Don Checo, le mando un fuerte abrazo en donde quiera que esté; y a ustedes, Anima-Dos, mi agradecimiento por haber hecho esta nota en memoria de Don Sergio de la Torre Miraval.

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