"Así como la filosofía es el arte de imaginar los mundos posibles,
la animación es el arte de crear mundos imposibles,
la única limitante es nuestra propia mente."
Rigo Mora
Hace casi un año y medio que un hombre talentoso dejó a un lado los muñecos, el lápiz, la cámara y la imaginación, para surcar otros espacios. Entonces no hablamos de él, por qué, aún nos seguimos preguntando los motivos, pero ahora sin que se conmemore ninguna fecha especial (en las cuales los recuerdos llegan a todos) decidimos dedicarle unas palabras al impulsor de la animación en Guadalajara: Rigoberto Mora Espinosa, o Rigo Mora, como todos lo conocían.
En verdad nos hubiera gustado entrevistar a Rigo y escuchar de viva voz sus experiencias, sus sueños, sus pasiones, entablar charlas sobre cine, literatura o comic… sobre todo y nada a la vez. Nos hubiera gustado contemplar sus ojos cuando nos hablara de animación, sentir su voz en cada respuesta y revivir momentos memorables, conocer su lugar de trabajo lleno de muñecos, películas, hojas, pupilos y, probablemente, gatos. Lamentablemente siempre debemos poner de un lado de la balanza el trabajo y las responsabilidades que consumen la mayor parte de nuestro tiempo y que son necesarias para vivir, y del otro, el ingrato amor por la animación… al final un lado pesa más y los deseos deben esperar. Así que lo que leerán a continuación son sólo letras con un poco de información, que debieron ser más cálidas, más profundas y capaces de generar sentimientos, pero no siempre se consigue lo que se quiere, por lo que no queda más que hacer algo con lo poco que se tiene.
Con la lectura se darán cuenta que falta mucho, pero mucho que decir sobre Rigo Mora, aunque el papel es insuficiente cuando se quiere hablar de los hombres que en su paso por la vida dejan algo en los demás y que en su constante andar van repitiendo: “Para mí lo importante es hacer muchos proyectos.”
Rigoberto Mora Espinosa, nacido el 9 de enero de 1965, estudio Filosofía y Letras en la Universidad de Guadalajara y animación en la misma institución con Carl F. Battaglia. Posteriormente, estudió guionismo con Jaime Humberto Hermosillo, en un curso que ofreció para un reducido grupo. Lo hizo al lado de Guillermo del Toro. “Era un obseso del guión, y dedicaba mucho tiempo a la preparación, a los modelos, los storyboards y los animatics eran muy detallados. Sin embargo al momento de filmar era mucho más relajado, se lo tomaba con mucha libertad y siempre se jactaba de ser el animador más rápido de México”, así lo recuerda el animador Luis Téllez, buen amigo de Rigo.
Lo cierto es que Rigo Mora no sólo amaba las letras, sino que también llevaba dentro ese eco que nunca quiso dormir y que a cada paso gritaba más fuerte su amor por el cine. Algo que le apasionaba y que logró dejar huella en los diversos proyectos cinematográficos en los que participó, en los cortometrajes que realizó y en los cientos de estudiantes que vieron en él al hombre dispuesto a enseñar y a ayudar. Muchos recuerdan su casa como una especie de albergue donde sus pupilos escuchaban sus consejos y aprendían del hombre que ponía en sus manos sus conocimientos. Su carrera en el cine comenzó con su participación en el largometraje “Doña Herlinda y su hijo”, donde fungió como asistente de producción. A mediados de los 80, al lado nuevamente de su amigo Guillermo del Toro, le dio vida a Necropia, una casa productora de efectos especiales que trabajara para diversas producciones, como “Hora Marcada”, “Cronos”, “Dollar Mambo”, “Cabeza de Vaca”, “Bandidos”, “Goitia”, “Mentiras piadosas”, “Sólo con tu pareja”. Fue actor en las películas: “Balas Salvajes”, “Bandidos” y “Obdulia”. Como director, escritor o realizador desarrolló los cortos: “Los ángeles del fin del milenio” (1996), “La vida está en el agua” (1996), “La gran obra” (1996), “Polifeno” (1996), “¿Gustas?” (1997), “Cómo preparar un sándwich” (1997), “Encrucijada” (2000, acción real), “Sombras” (2004), y “Devorador Onírico” (2007). Aunque también se desempeñó como asesor de diversos proyectos animados entre los que se encuentran: “Sin sostén”, “Hasta los huesos”, “Malapata”, “La historia de todos” y “El Octavo Día”, por mencionar algunos. Por si fuera poco, fundó, al lado de Sergio Ulloa, el Grupo Creativo Cien Pies, para promover proyectos culturales.
Su obra, dotada de creatividad, nos habla de un hombre inquieto entregado a todo y deseoso de experimentar. En “Sombras”, cortometraje basado en el poema de Edgar Allan Poe “El cuervo”, Rigo Mora plasma una historia sombría y desolada donde sólo la muerte puede escribir el final. Con una animación muy al estilo de antaño, dibujo sobre acetato y tinta china, el animador da vida a sus personajes que nos hacen pensar en la entrañable Leonora. Mientras en “Devorador Onírico”, el animador juega con la soledad de un hombre y los sueños que pueden angustiar a cualquiera. Aunque cada una de las producciones de Rigo Mora tiene características especiales que nos hacen pensar en el hombre que les dio vida. Aun cuando en ellas haya técnicas diversas, como stop motion, animación tradicional o acción real, a blanco y negro, a color, en paisajes iluminados u oscuros… cada una tiene la huella de Rigo Mora.
Como artista fue entonces un ser completo, creativo, imaginativo y talentoso, lo cual puede deducirse con facilidad al disfrutar de su obra. Como persona, aunque no lo conocimos, su gran amigo Sergio Ulloa nos comenta que compartió con él “no sólo el cine, también su música y lo particular de sus versos, la alegría de lo irrelevante, la comida, el café, el gusto por las mujeres, la literatura, el mofarnos de lo superfluo”. Esta declaración nos habla mucho de la personalidad de este gran artista. Luis Tellez, por su parte, recuerda a Rigo con alegría: “… diario nos tenía muertos de risa, con su humor irreverente, negrísimo y, por supuesto, políticamente incorrecto.” Además, el animador señala: “Tenía esa extraña habilidad de transformar cualquier acontecimiento insignificante en toda una épica. Tenía una dicotomía que iba de lo poético a lo más abyecto, escatológico e irreverente. […] Una de sus facetas era que tenía un alter ego llamado El Duque, quien interpretaba (por decirlo de alguna manera) canciones populares alterando las letras de manera irreverente. Muchas de ellas con contenido un tanto machista. Sin embargo, Rigo no era macho ni misógino, todo lo contrario. Más bien era alguien que le gustaba romper esquemas, provocar, odiaba los formalismos y los acartonamientos”. Así era Rigo Mora: rebosante de alegría, deseoso de vivir la vida a cada momento.
El animador tapatío murió el 6 de mayo de 2009, tras convivir y sobrellevar el dolor que día a día se adueñaba de su cuerpo. Dolor que al final se convierte en parte de la vida de uno mismo y en un acompañante más por el cual no se pueden detener los pasos.
Después de su deceso y para que los cinéfilos no olviden a Rigo Mora, Guillermo del Toro creó el Premio Rigoberto Mora para la Mejor Animación Mexicana dentro del Festival Internacional de Cine de Guadalajara que en marzo de este año tuvo como primer galardonado a los hermanos Rafael y Raúl Cárdenas con la producción “Luna” (dos hombres dotados también de mucho talento). Aunque también se presentó el cortometraje “El Duque”, dedicado al animador y realizado por Raúl Ramón y Rodolfo Guzmán.
Rigo Mora ofreció a la animación mexicana innovación, creatividad y el talento desmedido de la gente que está acostumbrada a trabajar con pasión, vivir con pasión y dar vida a lo inanimado, sólo por amor. Así que no sólo en Guadalajara va a ser complicado cubrir el vacío que el animador dejó, en realidad, México perdió a otro grande de la animación.
Y no estaría mal que ahora que han surgido grupos o empresas que dicen apoyar y amar a la animación, ahora que muchos ondean la bandera de “I love you, animation”, se preocuparan por hacer que la obra de Rigo Mora sea conocida por un público más amplio para que no sólo la gente verdaderamente involucrada con la animación lo conozca.
Concluimos este breve artículo con las palabras de Luis Téllez: “Creo que lo que siempre extrañaré de Rigo es su entusiasmo por crear y por vivir”.
Hasta la próxima y… ¡Anímense a opinar!
De no haber muerto, me hubiera impartido un curso... Fuck, ¿saben?
ResponderEliminarConozco muy poco del trabajo de Rigo, por mas que me he esforzado no encuentro nada. He escuchado buenos comentarios pero de nada me sirven.
ResponderEliminarLamentablemente son muchos los animadores nacionales que al paso de los años caen en el olvido. La memoria colectiva mexicana no tiene cabida para artistas animados: ¿qué ha sido de quienes crearon los primeros largometrajes en este pasís? Están olvidados, como lo estarán muchos más con el paso de los años. Lo que parece importar en este momento es seguir "apoyando a la animación nacional", aunque no importa quien lo haga ni por qué lo haga ni mucho menos para qué lo haga. Seamos sinceros: la animación se está convirtiendo en un negocio para muchos (y tienen razón, muchos de ellos ni siquiera sabían qué diablos era la animación, pero la lana es la lana). Yo no puedo creer que de la noche a la mañana exista tanta gente que esté deseosa por crear: el primer lagometraje en 3D, el primer estudio con más de cien personas trabajnd, el primer lugar (algo así como Disneyland y todas sus tierras mágicas) donde sólo se hará, se vivirá y se disfrutará animación o el primer no sé qué (la idea es que sean siempre los primeros en algo). A mí me da tristeza leer noticias sobre que Fulano creo un nuevo estudio o Mengano puso una escuela o Pepito trae entre manos el proyecto que levantara la animación nacional o Juanito creó determinado colectivo que impartirá un curso o "ya llega el festival de animación más esperado". Pero, qué resultados ofrece todo ello. ¿Largometrajes de calidad? ¿Eventos importantes?(¿Para quien?). Creo que es momento de darnos cuenta que las modas, como lo es la animación en este momento (también tienen razón en ello) son de vida efímera y que si en verdad se dejan pasar situaciones importantes que deben ser explotadas, por gente verdaderamente capaz, todo quedará en un capítulo más de la historia.
ResponderEliminarY todo esto lo digo porque me gusta la animación y me da tristeza lo que está pasando.
Y si alguien protesta será, porque como dicen en mi tierra "le quedó el saco".
Si pueden visiten mi blog:
ResponderEliminarhttp://www.lavidaconsarcasmo.blogspot.com/